“Esta vez, hay que ir” es uno de los lemas que invitan a participar en diversas actividades organizadas para conmemorar el 8 de marzo: Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras. Desde las asambleas feministas, se destaca el sentido urgente de esta convocatoria: “esta vez” por el hambre que apremia, “esta vez” por las ollas vacías en las cocinas comunitarias de villas y barrios populares, “esta vez” por el alarmante nivel de pobreza que roza el 60%, con las mujeres siendo las más afectadas en las estadísticas de menores ingresos. Es “esta vez” porque se intenta constantemente avasallar los derechos conquistados democráticamente para que la plena soberanía de las niñas, adolescentes, mujeres y personas gestantes sobre sus cuerpos sea una realidad en cada rincón de Argentina.
Verónica Gago, investigadora feminista y miembro del colectivo Ni Una Menos, contextualiza: “Los feminismos están siendo atacados de manera particular por el presidente. Recientemente, sus declaraciones sobre el aborto fueron provocadoras y violentas. Por eso, la prioridad del 8M es mostrar nuestra fuerza en la calle, reflejando el trabajo político de encuentro, asamblea y organización que se está llevando a cabo en Buenos Aires y a lo largo de todo el país. Los feminismos están definiendo con la palabra ‘crueldad’ la política de este gobierno, a la cual nos oponemos”.
En Salta, la convocatoria es a concentrarse a partir de las 16 h en la Plaza 9 de Julio, con la marcha estimada para las 18 h. En Neuquén, se han realizado asambleas feministas previas al 8M, siendo espacios para articular diferencias, reclamos y puntos de vista, con la marcha desde el monumento a San Martín hasta el espacio intercultural Graciela Alonso.
En el noreste, en Posadas se han organizado asambleas semanales en febrero, y se suman convocatorias en San Vicente, Oberá, El Dorado e Iguazú. En el noroeste argentino, desde Tucumán, Soledad Deza, presidenta y fundadora de la Fundación Mujeres x Mujeres, comparte las preocupaciones sobre el desmantelamiento de políticas sociales, el impacto desproporcionado en términos de género de las políticas de ajuste, los discursos reaccionarios del gobierno en contra del derecho a decidir, y la falta de laicidad estatal evidenciada en convenios con diversas organizaciones.
Los motivos para marchar este 8 de marzo son numerosos y se reiteran a lo largo y ancho del territorio. Como se afirma: “Esta vez, hay que ir”.
