La vicepresidenta y titular de la Cámara alta, Victoria Villarruel, convocó a una sesión especial para que los senadores debatan pasado mañana sobre la suba de sus sueldos. Lo hizo a través de un escrito que difundió en las redes, donde instó a una discusión “de frente y en forma pública” para terminar “con las sobreactuaciones que parasitan a la política argentina en todos los órdenes”.
El aumento automático en las dietas de los senadores, que está atado en la actualidad a las subas salariales de los empleados legislativos -votado en el recinto, en abril pasado-, implicaría que los sueldos se incrementen el mes próximo a $8,3 millones en bruto. Esto generó un escándalo y críticas de todo el arco político, incluido el presidente, Javier Milei, que los acusó de “estafadores”.
Durante la mañana de hoy, los jefes de todas las bancadas -buscó ser el primero el líder del kirchnerismo, José Mayans– decidieron dar marcha atrás con el incremento y adelantaron que presentarán una nota para pedir desenganchar la variación de sus sueldos de lo que cobran los empleados del Congreso.
En concreto, la sesión -convocada para las 10- implica el tratamiento de una resolución que deja sin efecto lo aprobado en abril pasado por los senadores, cuando las dietas pasaron a estar conformadas por 2.500 módulos, más un adicional de 1.000 módulos por gastos de representación y 500 módulos de adicional por desarraigo. Sobre el último punto, sólo cuatro legisladores no lo cobran en la actualidad.
La iniciativa que se autogestionaron en aquella ocasión agregó una dieta más a las 12 que existían antes, para compensar el aguinaldo. Lo curioso de lo ocurrido ayer no es tanto la suba -misma que en la administración nacional-, que es para todos los empleados del Congreso, sino lo acontecido la semana pasada.