A menos que el ministro de Economía, Luis Caputo, indique lo contrario, a partir del viernes primero de marzo próximo, el impuesto que grava la venta de combustibles aumentará en un 50% con respecto al monto actual. Esto significa que el precio por litro pasará de $65 a $33, lo que podría resultar en un incremento del 4,4% en el precio final para los consumidores.
En los últimos días, las empresas del sector han estado especulando sobre la posibilidad de que se retrase una vez más la actualización de este impuesto, que en realidad corresponde a un retraso en los importes que deberían haber estado en vigor a partir del primer y segundo trimestre de 2023.
Dado que se trata de un impuesto fijo por litro, las petroleras se encontrarán en la encrucijada de decidir si trasladar el nuevo costo a los clientes o absorber el impacto manteniendo los precios. Por esta razón, ha surgido el rumor de una posible postergación, aunque hasta el momento no hay ningún funcionario del gobierno que haya respaldado esta posibilidad.
El último aumento en el precio de los combustibles tuvo lugar en la última semana de enero y no tuvo un impacto significativo en la inflación de ese mes, aunque no abarcó todo el período desde el principio.
Durante enero, un mes caracterizado por importantes aumentos de precios, se vendieron aproximadamente 1.466.485 metros cúbicos de combustible en todo el país, incluyendo naftas y gasoil.
Las ventas mostraron la mayor contracción desde febrero de 2021, con una disminución del 5,8% en comparación con el mismo período de 2023. En relación a diciembre, la caída fue del 7,5%, según el informe de Politikon Chaco.
El estudio señala que el consumo de naftas disminuyó un 6,3%. Sin embargo, al analizar en detalle, se observa que las naftas premium descendieron un 22,7%, mientras que la nafta súper aumentó un 0,1%.